El gran fabricante de microprocesadores informáticos Intel, parece a punto de perder el tren de los tiempos. A menos que la llegada del nuevo sistema operativo de Microsoft, el Windows 8, cambie la tendencia.

De momento, los gestores de Intel no las tienen todas consigo y se han visto obligados a anunciar en Wall Street que sus beneficios del tercer trimestre estarán por debajo de lo previsto, en una cifra cercana a los 1.000 millones de dólares.

El problema reside en una inesperada caída de la demanda de sus chips, cuya causa parece estar en las dificultades inesperadas que encuentran los fabricantes de equipos informáticos.

Por un lado, la competencia de las tabletas y los ‘smartphones’ complican el panorama para los fabricantes de portátiles un producto, a punto de quedarse fuera del mercado, o casi. Por otro, el ultrabook, un sistema forjado por Intel, no despega en los nuevos dispositivos. Aunque quizá el lanzamiento del Windows 8, el esperado nuevo sistema operative de Microsoft pueda cambiar el panorama.